Estaba pensando en el tema de esta entrada cuando me enteré de que Comisión Interministerial BIM iba a publicar los “Fundamentos BIM en la contratación pública”. Entré es su página web por primera vez, así que le presté atención a la exposición y organización de los contenidos.
En la página de presentación me fijé la siguiente frase: “BIM (Building Information Modeling) es una metodología de trabajo colaborativo para la gestión de proyectos de edificación u obra civil a través de una maqueta digital”. Me sorprendió.
¿Qué le pasa a esta definición? Pues que, en mi opinión, BIM no es una metodología, ni se ocupa la gestión de un proyecto, ni se basa necesariamente en una maqueta digital.
Esta entrada no es una crítica a la labor de esta comisión. No conozco su trabajo ni los contenidos que ha desarrollado, aunque estoy seguro de que su labor es valiosa y que aporta elementos muy interesantes. Mi objetivo es demostrar que es necesario emplear la mayor precisión en los términos y conceptos para facilitar el conocimiento para la implantación de BIM en el sector.
LA NECESARIA PRECISIÓN DE LOS TÉRMINOS
Importancia de la comunicación eficaz
Estoy seguro de que compartimos el hecho de que la comunicación, en todas sus formas, es un elemento fundamental para el éxito de nuestro desarrollo personal y laboral. Quizá hayáis oído alguna vez que los directores de proyectos y de obras empleamos hasta el 90 % del tiempo en comunicarnos. No hay duda, por lo tanto, de que merece la pena prestarle atención.
Siempre que nos comunicamos buscamos conseguir algo: informar, emocionar, persuadir o demostrar. Es necesario que nuestras comunicaciones sean eficaces: que consigan sus objetivos plenamente, utilizando para ello los recursos más adecuados. Sin embargo, se interponen muchas barreras que no las tenemos identificadas o no sabemos cómo superarlas.
Uno de los impedimentos más elementales para la comunicación es no utilizar el código apropiado y no asegurarnos que es compartido con nuestro interlocutor. Dicho con otras palabras: no emplear con precisión los conceptos y términos adecuados al ámbito técnico correspondiente. Por ese motivo, en las primeras entradas hice hincapié en las precisiones terminológicas y le dediqué bastante espacio a profundizar en las definiciones.
¿Cómo estamos seguros de que empleamos los términos correctos?
El diccionario de la RAE es una de las principales referencias para la correcta elección de las palabras en el ámbito de la comunicación interpersonal o en la comunicación escrita general. Sin embargo, cuando hablamos de cuestiones técnicas, debemos ser cuidadosos con la extrapolación de los significados que allí aparecen.
Por ejemplo, el término alcance tiene dieciséis interpretaciones en el diccionario de la RAE. La más aproximada al ámbito de gestión es esta: “capacidad física, intelectual o de otra índole que permite realizar o abordar algo o acceder a ello”. No tiene nada que ver con la definición del PMBOK, que es la que debemos emplear en la dirección de proyectos: “suma de productos, servicios y resultados a ser proporcionados como un proyecto”.
Sin lugar a duda, debemos hacer una inmersión terminológica previa, invertir (que no perder) algo de nuestro tiempo en ello antes de embarcarnos en cualquier disciplina técnica, sobre todo si es novedosa.
Hay que desconfiar de que el mero contacto con la jerga de un entorno de trabajo sea suficiente para el mejor desempeño, y mucho menos cuando se trate de un tema tan nuevo como BIM. Es engañoso. Tampoco es aconsejable entrar directamente en Google para aprenderlos. La red está llena de información “descontrolada” y con muchísimas referencias circulares: los mismos párrafos se copian de unos a otros artículos sin ningún rubor.
No tengo ninguna duda: la mejor referencia son las normas, publicaciones y estándares generados en los propios ámbitos profesionales. Mis referencias básicas son la ISO 9000. Vocabulario, para la gestión de calidad; las ISO 19650 (Partes 1 y 2) para la gestión BIM y el apartado de Vocabulario del PMBOK, para la Dirección de proyectos.
OBSERVACIONES A LA DEFINICIÓN DE BIM DE LA COMISIÓN INTERMINISTERIAL
BIM no es una metodología
En la entrada #4 del Blog (“¿Se parece BIM a un juego de niños?”) dediqué una gran parte de su contenido a las precisiones terminológicas a partir del desarrollo de la definición de BIM de la ISO 19650 – 1. Esta definición no tiene mucho que ver con la aportada por la Comisión interministerial BIM:
“Building Information Modelling (BIM): es el uso de una representación digital compartida de un activo construido para facilitar los procesos de diseño, construcción y operación, y para proporcionar una base confiable para la toma de decisiones”.
No aparece el término “metodología” en esta definición. Es más, he buscado esta palabra en las ISO 19650 (Partes 1 y 2) y solo encontré dos coincidencias en la primera, pero no como referencia a la naturaleza de BIM.
Para entender mejor la inexactitud a la que me refiero, debemos diferenciar lo que es una norma, un estándar y una metodología, según las fuentes contrastadas que indico en cada caso.
Una norma es una “especificación técnica de aplicación repetitiva o continuada cuya observancia no es obligatoria, establecida con participación de todas las partes interesadas, que aprueba un Organismo reconocido, a nivel nacional o internacional, por su actividad normativa” (artículo 8 de la Ley 21/1992 de Industria). Las ISO 19650 – 1 y 2 son un ejemplo.
Un estándar es un “documento establecido por una autoridad, por la costumbre o mediante el consenso de un determinado grupo o sector, que establece el modo de llevar a cabo una determinada actividad o función”. El Project Management Institute desarrolla su estándar en la guía del PMBOK.
Una metodología es un “sistema de prácticas, técnicas, procedimientos y normas utilizado por quienes trabajan en una disciplina” (PMBOK). Para aplicar un estándar, como el PMBOK, es necesario desarrollar unas determinadas metodologías, que serán aplicables a diferentes especialidades.
En este sentido, dice esta publicación: “esta Guía del PMBOK® es una base sobre la que las organizaciones pueden construir metodologías, políticas, procedimientos, reglas, herramientas y técnicas, y fases del ciclo de vida necesarios para la práctica de la dirección de proyectos”.
En consecuencia, BIM no es una metodología; más bien, nuestra organización deberá desarrollar metodologías que permitan aplicar estándares para trabajar colaborativamente sobre la representación digital del activo.
BIM no gestiona proyectos
En la norma ISO 19650 se explica, incluso gráficamente, como BIM es un subconjunto de los procesos de la dirección de proyectos y de la gestión de activos. Además, los proyectos y las obras son la fase de desarrollo del activo, que es una parte de su ciclo de vida. BIM se aplica al activo, no solo a la fase de diseño y construcción, tal y como se deduce de la definición de la comisión interministerial.
Pero es que, además, BIM no gestiona el proyecto, sino la información de proyecto, que es una de las áreas de conocimiento o disciplinas que hay que gestionar, empleemos BIM o no. La función de BIM Manager está supeditada a la del Director del proyecto (Project Manager), no la sustituye.
Estas y otras cuestiones las he tratado de explicar con más detalle en el post #1 Dirección de proyectos y obras, norma ISO 9001 y la gestión BIM.
BIM no se basa necesariamente en el uso de una maqueta digital
La clave de BIM, en mi opinión, es el trabajo colaborativo para la producción y gestión de la información. La ISO 19650 habla de “representación digital”, pero no se refiere exclusivamente a la existencia de un modelo digital. Por el contrario, la definición de BIM de la comisión interministerial es muy explícita en este caso y nos conduce a la idea de que no existe gestión BIM sin una maqueta digital.
El término “maqueta digital” no aparece en la ISO 19650. Una interpretación intuitiva de su significado no lo hace equivalente a “modelo de información del proyecto” (PIM), lo que sería bastante apropiado. El PIM es un conjunto de contenedores de información, no necesariamente una representación 3D de nuestro activo.
Si se limita la gestión BIM a la creación y uso de una maqueta digital se reduce significativamente la naturaleza de su enfoque. Se deja fuera de la gestión la información que no proceda o que no se pueda o quiera vincular al modelo digital. Sin embargo, puede haber bastantes planos de un proyecto que no tienen por qué proceder de un modelo digital: un diagrama de flujo, armaduras, etc.
Asociar BIM a la disponibilidad de una representación·3D, de una maqueta o gemelo digital, focaliza en exceso la atención de quien se inicia en BIM hacia una de las herramientas que se utilizan para una parte de la información.
Por el contrario, en contadas ocasiones se le da al Entorno Común de Datos (CDE) la relevancia que merece para la gestión de la información BIM. Para mi es la pieza clave y, sin embargo, veo a muy pocos técnicos preocupados por la configuración del CDE.
De ese modo, se obvia que la norma ISO 19650 define la Etapa 1 de BIM sobre la base de emplear un Entorno Común de Datos (CDE) y solo parcialmente las propias normas ISO 19650. Eso nos lleva a afirmar que es posible usar BIM sin disponer de una “maqueta” digital.
CONCLUSIONES
La eficacia en la comunicación comienza por el conocimiento compartido de los conceptos y términos que la comunidad técnica autorizada desarrolle en las normas o estándares. Ejemplos de fuentes para mejorar la terminología empleada son la norma ISO 9000, para la calidad; el PMBOK, para la dirección de proyectos; y las ISO 19650 (Partes 1 y 2), para la gestión BIM.
Hay una tendencia muy marcada en reducir BIM al uso de los gemelos o maquetas digitales, cuando realmente BIM es un marco para gestionar la información de un activo tanto en la fase de desarrollo (diseño y construcción) como en operación. Ello implica el uso del Entorno de Datos Común (CDE).
Parece razonable que los agentes del sector comiencen a introducirse en BIM ajustándose a lo que la ISO 19650 denomina Etapa de madurez 1, que utiliza parcialmente esta ISO y la gestión de archivos y de información basada en una solución técnica de CDE.
Y una última pregunta: ¿por qué no recorremos la Etapa de madurez 1 de BIM antes de perdernos en la Etapa 2? Yo no acabo de entenderlo, y me limito a compartirlo con vosotros.
Un comentario en «[#20] PRECISIONES TERMINOLÓGICAS NECESARIAS PARA ENTENDER Y USAR BIM»
Coincido en que es básico dominar la “Etapa de madurez 1” para adentrarse en el mundo BIM. El uso de CDE abre las puertas al resto de Etapas.