[#19] LA CRISIS EN LOS SERVICIOS DE INGENIERÍA VISTA DESDE UNA EMPRESA DE ÁMBITO INTERNACIONAL

Hace unas dos semanas publiqué una entrada dedicada a la evidente crisis del sector de las empresas consultoras de ingeniería. Esta publicación ha triplicado las vistas respecto a las entradas más vistas, lo que indica la relevancia de esta cuestión.

Por ello, me ha parecido interesante contar con la opinión de un grupo representativo de consultores. Así que las siguientes entradas de blog serán estas valiosas aportaciones, todas de personas muy comprometidas con la profesión.

Esta primera colaboración proviene de un director de departamento de una ingeniería de ámbito nacional e internacional con más de treinta años de existencia, de carácter multidisciplinar y con más de 200 empleados. Aunque su actividad se extiende a toda la cadena de valor de la ingeniería, tanto civil como industrial, desde su fundación ha estado muy relacionada con el sector hidráulico público y privado.

Este compañero de profesión me ha proporcionado las reflexiones que seguidamente reproduzco y que me parecen muy interesantes (he obviado las comillas, pero se trata de una reproducción del texto recibido):

La necesaria y reciente adaptación después del COVID

Llevo dedicados más de treinta años, desde que acabe mis estudios de ingeniero de caminos, a la ingeniería hidráulica. He trabajado en la misma empresa consultora desde su fundación, donde ejerzo de director del departamento de ingeniería del agua.

En los últimos años, he percibido un desánimo creciente en mi entorno de trabajo, e incluso personal, por la situación de inestabilidad en la que nos encontramos. Las siguientes líneas no dejan de ser una breve reflexión muy particular del porqué de esta situación de desaliento.

La crisis nos obligó a muchas empresas a emprender el camino de la internacionalización y a otras, a su desaparición o restructuración. Después nos enfrentamos al estrés de la pandemia y a la adaptación a nuevos métodos de trabajo y de comunicación, lo que provocó una incidencia clara en los rendimientos y resultados económicos de los proyectos.

Pero creo que también hay otros factores menos evidentes: las mayores exigencias en los contenidos de los proyectos, la inclusión en los contratos de fases preliminares de diseño poco definidas por los promotores y, por último, las condiciones de los procesos de licitación.

Proyectos cada vez más complejos y con mayores contenidos

El contenido y el nivel de definición de los proyectos han ido creciendo con el progreso tecnológico en mayor medida que los precios y las dedicaciones de personal que las Administraciones manejan en la justificación del presupuesto de sus licitaciones.

Comparando proyectos de la misma naturaleza realizados hace más de diez años con proyectos actuales, constato que se han casi duplicado las dedicaciones y no así la retribución económica. Además, los porcentajes de redacción de proyecto respecto al presupuesto de las obras proyectadas, incluso han disminuido.

Me pregunto si lo anterior podría ser debido a otras causas, además de a una pérdida de eficacia del equipo de producción del proyecto y a la adaptación a nuevas tecnologías como el empleo de BIM. También cabría pensar en una errónea valoración de partida del proyecto antes expuesta y de los precios de personal. Por último, no es menos relevante el efecto de las bajas que resultan de las licitaciones y con las que se sigue contratando para poder mantenernos en el mercado.

Efectivamente, además de las ineficiencias achacables a la adaptación de los equipos a las nuevas circunstancias tecnológicas y al desequilibrio entre lo pagado en los contratos y los costes de los técnicos, creo que son importantes otras causas, como el efecto de la indefinición de algunas fases de los contratos, la discontinuidad de las licitaciones y la pérdida de personal técnico cualificado.

Indefinición de las actividades previas de diseño

El impacto de la escasa definición del alcance de algunos trabajos y su posible interacción con interesados puede tener un gran impacto económico. Esto sucede con los estudios de alternativas cuando se valoran como entregable a precio cerrado. En la elección de las alternativas influyen, cada vez más, multitud de factores ajenos a la técnica. Los aspectos sociales y medioambientales y las decisiones políticas, poco previsibles de antemano, pueden ser determinantes. Mi experiencia es que en muchos casos alargan el proceso de estudio de alternativas e incluso los bloquean, lo que obliga a una reprogramación del contrato, que generalmente incrementa los costes reales.

En las gráficas adjuntas muestro la curva de evolución de un proyecto que partía de una base sólida en cuanto a la toma de decisiones en la configuración básica de la solución, con un trabajo previo realizado importante desvinculado del proyecto, frente a otro en el que se incluía dentro del contrato el estudio de alternativas y de impacto ambiental, sin tener clara la posible solución. Como puede observarse las curvas de dedicación son muy distintas:

En el proyecto 2 se ve una etapa inicial muy prolongada, que muestra lo que se tardó en poder definir y consensuar una solución. Esto rompió la previsión y programación inicial de los equipos de trabajo y precisó de una gran concentración final de medios para producir el proyecto, influyendo en el resultado económico del contrato y en las previsiones de facturación anual de la empresa. Se puede decir, además, que esto no es un caso puntual, sino que se viene repitiendo en el tiempo, teniendo actualmente contratos en suspensión temporal por no encontrar la aprobación ambiental y social de ninguna de las alternativas manejadas.

En consecuencia, es necesario que las fases iniciales del diseño de los proyectos se gestionen específicamente y que no estén tan encorsetadas por plazos y precios estrictos para encontrar la solución idónea en fases previas a la contratación del proyecto, desvinculándolas de éste.

Necesarias mejoras en el proceso de licitación

Creo que es necesaria una reflexión sobre la solvencia técnica y económica que se exige en las licitaciones por alguna Administración con la loable idea de asegurar el resultado de la contratación.

En el sector del agua la aplicación del conocimiento técnico es más amplio que en otras áreas como carreteras o ferrocarriles, ya que el conocimiento llamado hidráulico abarca más vertientes técnicas diferenciadas: el abastecimiento, saneamiento, ingeniería fluvial, presas, regadío, depuración, etc

La determinación de la solvencia a los últimos tres años, en algunos casos ampliado a cinco, es demasiado excluyente para este sector; y en mi opinión, desprecia el bagaje profesional de técnicos con mucha experiencia que han sido fieles durante muchos años a una misma empresa.

Así, en mi caso, me he dedicado desde hace más de treinta años mayoritariamente a la hidráulica sanitara y he sido autor de proyectos de gran entidad relativos a sistemas de saneamiento y depuración de importantes ciudades del país. Ahora bien, en los últimos años no he tenido la posibilidad de participar en proyectos del mismo tipo y magnitud; he estado trabajando en proyectos de menor envergadura y de otras áreas de la ingeniería hidráulica.

En consecuencia, la empresa en la que trabajo no ha podido participar en licitaciones recientes relativas a sistemas de saneamiento por la falta de las referencias exigidas en los últimos años. Esto merma las oportunidades y produce también en la empresa un estado de contratación irregular que provoca en el empresario dudas en el mantenimiento del área de negocio afectada.

No sé de antemano cual es la solución a este tema de la solvencia, pero el sistema debe ser más generoso y valorar más el historial y la capacitación de los técnicos, ya que el éxito y calidad de un proyecto depende en gran medida de los técnicos asignados más que de la empresa. Quizás la ampliación de los años a diez o quince, como he visto en licitaciones internacionales, puede ser más justo para valorar la capacitación, profundidad de conocimiento y madurez profesional del consultor en nuestro sector.

La imparable fuga de talento en el sector

Las circunstancias explicadas y una licitación pública irregular han conllevado a las empresas de ingeniería a políticas de congelación salarial y a no poder apostar por el refuerzo de sus recursos humanos, por la formación e incluso por su consolidación a medio plazo.

Se percibe una planificación confusa y con una inversión cortoplacista en planificación y estudios. Esto ha producido, y sigue generando, una perspectiva de incertidumbre profesional y personal que se está reflejando en una pérdida de conocimiento y una fuga de talento joven de las empresas, emprendiéndose en numerosos casos personales aventuras en otros sectores, en busca de una estabilidad profesional y económica, y porque no, un mayor grado de conciliación familiar, que su empresa en la actualidad no puede ofrecer.

A este aspecto de descapitalización del conocimiento en la empresa privada también está contribuyendo, por lo menos en mi entorno, una mayor demanda de personal técnico cualificado por las Administraciones Locales del sector del agua, probablemente por la necesidad de renovación de sus plantillas que en gran medida eran ya veteranas, siendo las ingenierías la fuente de captación principal.

También la falta de proyectos y situación del sector ha llevado a muchas empresas a emprender aventuras fuera del país, periplos que han contribuido a la fuga de talento formado en España al extranjero.

Todos estos factores e incluso otros que dejo en mi pensamiento, han favorecido una pérdida de conocimiento irreparable a corto plazo para las ingenierías, desestabilizándolas, y ha aumentado la tensión de trabajo en el personal que permanece en la empresa.

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