En el post anterior (#13) hemos tratado sobre lo que significa el grado de calidad de un producto y, por lo tanto, de una obra. Vimos que no depende sólo de que el objeto creado funcione, de que cumpla el uso esperado, sino también de sus características satisfagan expectativas no siempre manifestadas anticipadamente.
Por ese motivo, cuando compramos algo por catálogo estamos asumiendo un cierto riesgo de que no nos guste, pese a que hayamos revisado una y otra vez la información. Bastantes veces descubrimos detalles (características) que nos defraudan, e incluso llegamos a devolverlo. Obviamente, eso no lo podemos hacer con una obra.
Para conseguir una obra de calidad no es suficiente con redactar un proyecto detallado, perfecto. Hay muchas características de la obra final que dependerán del oficio de los trabajadores, del modo en el que se solventen los imprevistos, del modelo seleccionado de los equipamientos, de los materiales elegidos, etc.
Por otra parte, un buen proyecto no cabe duda de que es una buena base de partida para que la obra tenga éxito, pero la calidad se juega ya desde la redacción de los documentos de las licitaciones, continúa en las adjudicaciones y, por supuesto, a lo largo de la ejecución de la obra. El proyecto es un primer paso en la dirección adecuada, pero a la obra le resta mucho camino por recorrer.
En esta entrada veremos cómo es posible y necesaria una gestión de requisitos a lo largo del ciclo de vida de la obra. Los diferentes agentes que intervienen tienen grandes posibilidades de mejorar la calidad en diferentes momentos. La labor del director de obra es sacar el máximo partido de esta gestión.
LA ELECCIÓN DEL CICLO DE VIDA DE UNA OBRA
Ciclo de vida de una obra licitada mediante concurso de proyecto y obra
Una de las grandes aportaciones de la metodología BIM es la consideración del ciclo completo de un activo, desde las fases de diseño previo y estudio de alternativas hasta la de operación y mantenimiento. Esta visión, que en BIM se refiere a la gestión de la información, es totalmente extrapolable a la gestión de la calidad.
En la figura 1 se refleja el ciclo de vida de una obra que se licita mediante un concurso de proyecto y obra. Las fases previstas son la redacción del anteproyecto, la licitación del contrato y la posterior redacción del proyecto constructivo y ejecución de la obra.
En la banda superior de la figura se muestra como en cada licitación (la del anteproyecto y la del proyecto y obra) se incorporan requisitos mediante los pliegos de las licitaciones y la consideración de otros interesados. Estos requisitos se completan con los que asumen los licitadores en las respectivas ofertas.
Se llama la atención que en la fase de obra se señala un proceso previo al de ejecución. Se denomina habitualmente como ingeniería de detalle, pero propongo denominarlo desarrollo del diseño, ya que es un concepto más amplio.
El desarrollo del diseño hace referencia al incremento del detalle de definición necesario para ejecutar la obra, del que se obtiene nuevas características técnicas, pero también cuestiones relativas a los procedimientos de ejecución, seguridad y salud y medio ambiente. Este proceso, junto con el de aprobación de los materiales, son puertas de entrada de requisitos claves para la elevar el grado de calidad de la obra.
Gestión de requisitos en un diálogo competitivo
Comprender profundamente el significado de los requisitos y basar la dirección de los proyectos y obras a partir de su gestión establece un marco conceptual muy potente.
Por una parte, se generan criterios para que el promotor, a través de la acción de la dirección de las obras, aumente su calidad eficientemente. Por otro lado, desde el punto de vista del contratista, esta aproximación establece unas reglas de acción que hacen que las decisiones de la dirección de obra sean más predecibles y coherentes, lo que redunda en la eficiencia de su trabajo.
Un ejemplo claro de como este marco mental favorece la gestión de proyectos y obras es su aplicación al novedoso proceso de licitación denominado diálogo competitivo. En la Figura 2 se representa el ciclo de vida de las fases correspondientes al desarrollo (diseño y construcción) de un proyecto de esta naturaleza.
Y es que, en definitiva, el diálogo competitivo no consiste ni más ni menos que en la sucesiva gestión de requisitos sometida a unas restricciones legales, con un margen de maniobra que, a mi juicio, solo se puede cubrir satisfactoriamente teniendo en mente lo que significan conceptos como la calidad, requisitos, expectativas, interesados, etc.
EVOLUCIÓN DE LA CALIDAD A LO LARGO DEL CICLO DE VIDA DE LA OBRA
¿Cuándo incorporan los diferentes tipos de requisitos?
La figura 3 refleja una aproximación cuantitativa a la incorporación de los diferentes tipos de requisitos (lo que es parejo a la gestión de la calidad) a lo largo del ciclo de vida de una licitación de proyecto y obra de una EDAR, precedida por la redacción de un anteproyecto.
Se basa en una ponderación basada en mi percepción personal, pero creo que es útil para sacar algunas enseñanzas.
La primera, y mas evidente, es que hay un importante juego de requisitos desde que se adjudica la obra hasta que se ejecuta, algo así como un 35 % del total. También se observa que no todos los requisitos funcionales se resuelven en la fase de diseño. La funcionalidad de los equipos electromecánicos, por ejemplo, se acrecienta significativamente durante la ejecución de la obra.
Si nos centramos en las cuestiones estéticas, también vemos cómo se van incorporando prácticamente en todas las etapas de la obra. Este tipo de requisito tiene una gran influencia en el grado de calidad obtenido. (Puede verse en este artículo que escribí para la Revista de Obras Públicas).
¿Quién incorpora los requisitos?
En la concepción y ejecución de una obra intervienen múltiples agentes, con muy diferente grado de influencia y en determinados momentos del ciclo de vida. En la siguiente gráfica se ofrece una estimación sobre el mismo tipo de obra, pero en función de quien introduce o genera estos requisitos.
Se refleja algo obvio: los usuarios y el promotor son los responsables de introducir los requisitos en el diseño previo y en la licitación, pero es el contratista en que los incorpora en su oferta: nada nuevo. También se observa el gran número de interesados que intervienen en el proceso.
Sin embargo, resulta reseñable que al equipo de dirección facultativa le corresponde, según mi experiencia, un papel relevante en la propuesta y gestión de los requisitos durante la ejecución de la obra, desde luego, en estrecha colaboración con el contratista.
DIRECCIÓN DE OBRA, CALIDAD Y REQUISITOS
Este es, para mí, un principio profesional clave: la dirección de obra y su equipo tienen la oportunidad y la responsabilidad de gestionar la obra y, en particular, los requisitos con el objetivo de maximizar su grado de calidad compatibilizando las restricciones que le afecten.
La otra cara de la moneda es que es nuestra la responsabilidad de derribar el prejuicio muy extendido de que nuestra labor como directores de obra es ser mero espectador. El razonamiento perverso y a veces interesado es que como contamos con un contratista de obra y una asistencia técnica para su control, ¿qué más queda por hacer a un director de obra? Algo habremos hecho en el sector para fomentar esta opinión
Sin embargo sabemos que, igual que con las victorias en las carreras ciclistas, finalizar una obra con un elevado grado de calidad exige un esfuerzo proactivo contínuo y no desfallecer en los momentos clave o estratégicos.
Esto no se consigue solamente con voluntarismo y atención: hace falta un enfoque estratégico y sistémico y disponer o desarrollar metodologías basadas en estándares. Algunos de ellos son los que os voy proponiendo en este blog.
2 comentarios en «[#14] LA CALIDAD EN EL CICLO DE VIDA DE UN PROYECTO»
Ma ha gustado lo de enfoque sistémico
Gracias por tu comentario, Alfonso.
Efectivamente, se trata de superar la visión parcial y tecnológica en la que nos han educado. El mundo real exige gestionar la complejidad mediante técnicas y enfoques más apropiados.