El sector de la construcción actual necesita un cambio
Nunca es bueno generalizar, pero creo que en gran medida los técnicos de este sector tan peculiar somos un tanto antisistema: no nos gusta que nos digan como hemos de trabajar, ni entendemos por qué es necesario hacerlo de un modo compartido.
Yo mismo he sido un ferviente antisistema. Lo demostré con vehemencia hace unos años cuando el responsable de calidad de mi empresa trataba de implantar la ISO 9001. Pese a que no sabía nada de esa materia, me permití opinar sobre su idoneidad, y estaba totalmente convencido de que todo aquello no era aplicable a un desempeño profesional tan peculiar como el nuestro. Evidentemente, el hecho de tener este blog indica que en algún momento me caí del caballo, como San Pablo.
Efectivamente, ahora estoy convencido de que el sistema de trabajo de muchas organizaciones del sector de la construcción admite y necesita importantes cambios para mejorar la productividad y la calidad de vida de sus empleados. Es un sector actualmente muy “encanallado”: demanda un gran desgaste personal, y ha perdido atractivo profesional y económico. Creo que mejorar el modo de trabajar, o lo que es lo mismo, adoptar un sistema de gestión adecuado es uno de los márgenes de maniobra que disponemos.
Sin ánimo de ser exhaustivo, señalo tres cuestiones que dificultan este cambio: los éxitos y la importancia de las obras ejecutadas en épocas anteriores sin emplear sistemas de gestión estandarizados, el olvido de los sistemas de gestión en los planes de estudios, y el grado de ocupación en el trabajo diario.
El espíritu “latino” tiene ventajas e inconvenientes
Creo que las empresas y organismos públicos del sector y sus técnicos han (hemos) demostrado a lo largo de la historia reciente una capacidad de resolver problemas y un espíritu de sacrificio fuera de toda duda.
Y es que estamos formados para afrontar retos. Nuestro ADN profesional nos impulsa a hacerlo por nosotros mismos, individualmente, y a medida que surjan los problemas. Esto no es la mejor opción en la actualidad: la complejidad en la que se desarrollan los trabajos exige planificar, más que resolver problemas; y trabajar en equipo, más que sentirse en la obligación de responder a todo. Esto no lo entiende todo el mundo así.
Trabajar con organización y colaborativamente permite hacerlo con mayor eficacia, con menor esfuerzo y con un reparto de las cargas de trabajo en los equipos más definido y justo.
No se puede aplicar lo que se desconoce
La segunda barrera es la tradición formativa. Gran parte de los técnicos que trabajamos en la actualidad nos hemos formado en el dominio de disciplinas académicas muy variadas, orientadas a resolver problemas teóricos complejos que normalmente suceden en pocas o ninguna ocasión a lo largo de la carrera profesional. El músculo intelectual es un gran valor, pero no el único. Es como si a un jugador de futbol lo formásemos en un gimnasio con la esperanza de que su fortaleza física fuera suficiente para jugar adecuadamente en equipo.
La realidad es mucho más compleja y variada, cada vez más, y la importancia del conocimiento teórico es menos relevante. En consecuencia, actualmente más que resolver los problemas por nosotros mismos, necesitamos gestionar nuestra “ignorancia”: ser humildes para saber lo que no sabemos, emplear tiempo para definir el problema que nos debe solucionar el especialista, y tratar de entender las soluciones propuestas.
La necesidad de parar y tomar consciencia de como trabajamos
La última cuestión es la imposibilidad práctica de contar con el tiempo y el sosiego para detenerse y pensar en vías alternativas más eficientes, o para escuchar a quien las propone. Relegar lo urgente para afrontar lo importante.
La falta de organización y eficiencia se está cubriendo con interminables jornadas y con grandes sacrificios personales. Es la pescadilla que se muerde la cola: la ocupación espanta el interés y la atención hacia cualquier mejora, de modo que no se consigue cambiar. Como una imagen vale más que mil palabras, os muestro una viñeta muy conocida que refleja esta situación.
La necesidad de cambiar y cómo hacerlo
Creo que es evidente el desencanto en muchos de los profesionales y empresas del sector de la ingeniería y de la construcción. He apuntado tres causas, pero hay muchas más. Por lo tanto, la solución no es única ni simple.
Podemos esperar que cambie el sistema educativo o que nuestras organizaciones se pongan manos a la obra, pero también es importante mejorar en aquello que tenemos a nuestro alcance, que es mucho más de lo que pensamos. Ampliar nuestro conocimiento en los sistemas de gestión y actualizar nuestras habilidades está en nuestras manos. Este blog pretende ser una pequeña ayuda en ese sentido.
2 comentarios en «[#27] ¿SOMOS “ANTISISTEMAS” LOS TÉCNICOS Y LAS EMPRESAS DEL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN?»
Totalmente de acuerdo con lo que expones. Necesitamos un cambio en este sector desde hace mucho tiempo y empezar por estas tres premisas que has comentado sería un buen comienzo para el cambio tan deseado y dejar atrás el “es que siempre se hizo así…” que parece un dogma en nuestra profesión. Si los demás sectores pueden evolucionar, nuestro sector también puede conseguirlo.
Muchas gracias por tu comentario. Posiblemente existan más cuestiones a mejorar, pero creo que hay que empezar por lo que tenemos más a mano, y eso somos nosotros, como individuos. Saludos