Muchos técnicos reconocen que no sabrían utilizar BIM en su trabajo cotidiano, pero aseguran que entienden de que va eso de BIM. Piensan que básicamente consiste el desarrollo de una maqueta digital, que facilita trabajar en equipo, anticipar problemas de diseño, medir la obra, organizarla, y otras funciones que permita la visualización de una maqueta.
Es una visión incompleta y desenfocada, pero encaja bastante bien con la fase de diseño, donde las formas y la geometría son el principal resultado. Aún así, hay mucha información en la fase de diseño que no guarda relación alguna con el modelo digital. En la fase de obra ya no es suficiente esta aproximación.
Para emplear BIM en fase de obra es imprescindible comprender en toda su extensión su alcance y posibilidades. La gestión BIM en una obra incluye la de toda la información que se necesita para llevarla a cabo, no solo la que guarda relación el modelo digital de la obra.
Funciones del promotor previas a la contratación BIM
Cuando se gestiona cualquier fase de un proyecto empleando BIM (y la obra es una de ellas), el promotor y la dirección de la obra tienen dos tareas fundamentales: detallar toda la información y documentación que se va a necesitar y establecer cómo se va a gestionar y quién se va a encargar de producirla.
Dicho en términos BIM, se trata de definir, respectivamente, los requisitos de información del proyecto (PIR) y los requisitos de intercambio de información (EIR) para cada contrato previsto. Ambas actividades son básicas para la gestión de una obra BIM y deben completarse antes de su licitación.
¿Qué información se necesita para la gestión de una obra?
Empezar a escribir nos enfrenta a la conocida experiencia del papel en blanco. Escribir requiere ciertas competencias y entrenamiento, pero todo el mundo sabe afrontarlo con mayor o menor fortuna porque es una actividad cotidiana.
Del mismo modo, listar los documentos necesarios para gestionar una obra tampoco es fácil. Pero en este caso ya no estamos tan habituados: hay documentos que son muy evidentes (un cronograma, una acta de replanteo, etc), pero elaborar una lista sistemática que obedezca a criterios claros ya no es tan sencillo. Sin embargo, como dijimos antes, es una tarea fundamental para aplicar BIM. Dedicaremos una entrada específica a ello.
Para hacernos una idea del tipo y número de documentos que necesitaremos gestionar, voy a utilizar los de un caso real. Se trata de una obra que cuenta con una asistencia técnica a la dirección de obra. Por lo tanto, tendremos dos EIR (ya que hay dos contratos) y, al menos, dos Entornos Común de Datos (CDE): uno para la obra y otro para la dirección de obra. En el primero comparte documentos el contratista y en el segundo, la asistencia técnica.
En la siguiente figura se contabilizan los documentos según correspondan al CDE de la obra (son documentos generados por el contratista) o al CDE de la dirección de obra (generados por la asistencia técnica a la dirección de obra). El resto, son los que se gestionan el el ámbito de la organización promotora.
En este caso se precisan un total de 244 tipos de documentos. 176 se gestionan en el CDE de la obra y en el CDE de la Dirección de obra.
Hitos de entrega de información
Por otra parte, unos documentos se gestionan periódicamente (informes de control de la calidad, etc), otros puntualmente (acta de comprobación de replanteo, etc) y otros en situaciones particulares (solicitud de ampliación de plazo, etc). En cuanto a su autoría, unos los produce el contratista, otros la asistencia técnica y el resto, la propia organización del promotor.
Si la obra de referencia dura 24 meses (esto afecta a entregas periódicas de documentos), en total se gestionarán unos 1.140 documentos de todo tipo, incluidos los planos. Si como media se necesitan dos versiones hasta su aprobación, la cifra probable es superior a los 2.000 documentos. ¿Quién duda de la necesidad de una herramienta técnica para gestionar los CDE?
¿Qué importancia relativa tienen el número de documentos asociados a la gestión de los modelos BIM?
Es fundamental insistir una vez más que BIM gestiona todo tipo de información. Así, en la obra que estamos usando de referencia, de los 244 tipos de documentos, solo unos diez están directamente relacionados con BIM, sin contar los modelos.
Esto no es restar importancia a todo lo que tenga que ver con el modelado. Efectivamente, disponer de contenedores de información de esa naturaleza multiplica las opciones de una gestión eficiente de la información. Lo que se quiere resaltar es que si solo nos fijamos en los modelos BIM dejamos fuera de control un gran número de documentos y de información relevantes.
¿Qué importancia tienen los modelos en la generación de los planos?
En la obra de referencia se han modelado independientemente 16 zonas empleando modelos de las siguientes disciplinas: obra civil, arquitectura y equipos electromecánicos. Estos modelos se federan para cada una de las zonas y todos ellos, en uno para el conjunto de la instalación.
No toda la información gráfica procede de los modelos BIM (los de armaduras o los de las instalaciones eléctricas son un ejemplo en la de referencia empleada). En la siguiente figura se muestra los tipos de información relativas a los planos de la obra: los modelos BIM, los modelos BIM federados y los planos que se obtienen de los modelos BIM. De los 247 grupos de planos, solo 130 se obtienen de los modelos BIM.
RESUMEN
La gestión BIM de una obra no se circunscribe los modelos 3D. Esto es limitar el uso de BIM a una fracción pequeña de la información necesaria. Y es que BIM consiste en gestionar toda la información para llevar a cabo la obra, provenga o no de modelos digitales.
En una obra real que se está gestionando en BIM se prevén más de 200 tipos de documentos, de los cuales solo unos 10 están relacionados con lo que podemos entender “gestión BIM” o “documentos BIM”. Son muy importantes y críticos, pero no dejan de ser un porcentaje reducido del total.
Es una tarea fundamental del promotor, a través de la dirección de obra, identificar y clasificar todos los documentos que se van a necesitar (definición de los PIR), establecer qué contrato los debe cumplimentar (EIR) y organizar su gestión mediante la configuración de un entorno común de datos (CDE).
El número total de documentos que se prevén gestionar en una obra real de referencia exceden los 2.000. Una fracción relevante exige su control de estatus mediante flujos de aprobación. Por lo tanto, el CDE debe disponer de un sistema de flujos de aprobación.
La definición de los PIR, EIR y la configuración son tareas previas a la contratación y deben formar parte de los respectivos pliegos de licitación. Esta es la labor fundamental de un promotor que prevea gestionar una fase de un proyecto empleando BIM.