[#55] ALGUNAS BARRERAS PARA ENTENDER BIM…Y CÓMO SUPERARLAS

BIM ha dejado de ser una novedad en el sector de la construcción. Sin embargo, es innegable la gran confusión que se percibe entre los técnicos  y las empresas del sector que desean emplear BIM, tanto promotoras como contratistas.

Resulta llamativo que prácticamente ningún técnico confiese abiertamente que no sabe lo que es BIM. Todos tienen una respuesta a mano, incluso una opinión acerca de las ventajas e inconvenientes que supone su uso.

Generalmente estas respuestas se basan en que BIM es una metodología de trabajo para el desarrollo de proyectos que se apoya en el uso sistemático de una maqueta digital, de lo que deducen innumerables ventajas. En consecuencia, parece que el principal obstáculo  es seleccionar el programa de modelado adecuado y aprender a usarlo para crear la maqueta digital.

Esta entrada trata de romper este marco mental tan simple e inapropiado como pernicioso. Resulta inapropiado porque BIM, como concepto, está muy lejos de ser una metodología. Además, no constituye un modo de gestionar un proyecto o una obra porque no abarca la gestión de todas las áreas de conocimiento o disciplinas, solo la información. Y es perjudicial porque adherirse a unas ideas tan prometedoras como simples cierra las puertas hacia otros caminos ignotos pero imprescindibles para entender BIM, para desarrollar metodologías, y para aplicarlas.

Con ese objetivo se describen algunas barreras clave que impiden una adecuada aproximación al conocimiento y aplicación de BIM: pensar que BIM es una metodología predeterminada, mencionar la ISO 19650 como señuelo y garantía del empleo de BIM sin conocer su contenido y alcance y, por último, confiar en que si se aplica «la metodología BIM»,  adecuadamente guiada por un BIM manager, las proyectos serán mejores y las obras cumplirán sus objetivos de plazo, coste y calidad.

Finaliza este artículo con algunas propuestas para salvar estas barreras. Son cambios  sustanciales en la gestión de  las organizaciones (promotoras y contratistas), de los proyectos y obras  (tanto en su dirección como ejecución) y en el enfoque del trabajo personal de los técnicos del sector.

1. ¿Porqué BIM no es una metodología?

Una metodología es un sistema de prácticas, técnicas, procedimientos y normas utilizado por quienes trabajan en una disciplina (diseño de estructuras, costes, etc). BIM no es una metodología; es un marco para gestionar la información del proyecto a lo largo  su ciclo de vida, que incluye una serie de componentes: requisitos de información, requisitos de intercambio de información, entorno común de datos, procesos para la gestión de la información, etc.

Afirmar que BIM es una metodología es un error conceptual en el que incurren  frecuentemente fuentes en teoría solventes. Así, se puede leer en textos oficiales que la Comisión Interministerial BIM se crea con fin de «impulsar […] la implantación de la metodología BIM en la contratación pública» (sic).

La gestión de la información en un proyecto bajo BIM no se resuelve con una única metodología, sino con un conjunto integrado y coordinado de metodologías específicas que responden a diferentes aspectos de los procesos con los que se gestiona la información del proyecto. La gestión de la información es transversal al resto de áreas de conocimiento, que tienen sus propios procesos, pero no incluye su gestión.

Estas metodologías especializadas en la gestión de la información deben desarrollar elementos de enfoque BIM como son:

  • La configuración y gestión del Entorno Común de Datos (CDE), donde se detallan los procedimientos técnicos y tecnológicos para almacenamiento, acceso y seguridad de los datos.

  • La definición y control de los requisitos de información y de los intercambios, que establecen qué datos se necesitan, con qué calidad y en qué momentos se deben entregar.

  • La gestión de cambios en los modelos y documentación vinculada, incluyendo protocolos para versiones, actualizaciones y control de conflictos.

  • El control y aseguramiento de la calidad de la información para validar la integridad, precisión y confiabilidad de los datos antes de su difusión.

Estas metodologías, propias de BIM, deben adaptarse a las características específicas de cada proyecto (tipo, tamaño, complejidad), al sistema de gestión de la organización (normas internas, cultura, recursos) y al marco de gestión de proyectos derivados de los estándares o normas aplicados (por ejemplo, PMBOK, ISO 21500 o metodologías ágiles).

En resumen, no cabe hablar de «la metodología BIM», si no de un marco de gestión de la información formado por componentes que exigen el desarrollo de varias metodologías específicas de cada proyecto (según tipo, tamaño, complejidad). Estas metodologías de gestión de la información deben adecuarse al sistema de gestión de la organización (normas internas, cultura, recursos) y al estándar o norma de gestión de proyectos aplicados (por ejemplo, PMBOK, ISO 21500 o metodologías ágiles), que a su vez precisan metodologías específicas (para el calculo de estructuras, la gestión ambiental, etc) .

2. ¿Porqué no es suficiente encomendarse a la norma ISO 19650 para aplicar BIM?

La norma ISO 19650 es nombrada frecuentemente en vano como garantía del correcto empleo de BIM. A la parte contratante le puede parecer que exigir en el pliego de la licitación el cumplimiento de esta norma y unos cuantos detalles sobre los modelos lo garantiza. Desde la parte contratista, la promesa de cumplir la ISO 19650 pretende cubrir importantes déficits metodológicos para la producción de la información requerida, e incluso la falta de requisitos de la parte contratante. En ambos casos, denota un escaso conocimiento del alcance y objetivos de esta norma y del enfoque BIM.

Una norma técnica es un documento aprobado por un organismo de normalización (ISO, CEN, UNE, etc.) que establece reglas, directrices o características para actividades o sus resultados. Estas normas se basan en el consenso del sector y en evidencias de buenas prácticas.

Las normas ISO 19650 recogen conceptos, principios y requisitos para la organización y digitalización de la gestión de la información de edificios y obras civiles usando BIM. Como el resto de normas, la ISO 19650 está pensada como “marco de referencia genérico”, no como procedimiento listo para usar. Y es que ese marco necesita adaptarse al contexto organizativo, al contrato y a los procesos de gestión propios de cada organización y proyecto.

Además, las normas están pensadas para regular y armonizar una práctica ya existente, no para “enseñar” desde cero. Por eso suelen dar por conocidos muchos conceptos, términos y contextos mínimos. Están escritas para que sean precisas, estables y jurídicamente utilizable, no para ser pedagógicas. Por este motivo, son documentos densos, abstractos y poco amigables para un lector sin una base previa.  La mayoría de las normas apenas incluyen ejemplos prácticos, casos de uso o ilustraciones paso a paso, que son precisamente lo que más necesita quien se está iniciando.

Para poder entender emplear la ISO 19650 es necesario tener conocimientos sobre sistemas de gestión y dominar nociones básicas de gestión por procesos (entradas, actividades, salidas, responsables, registros) y mejora continua, porque casi todas las normas ISO y los estándares de gestión se apoyan en es enfoque.

En consecuencia, la mera exigencia del cumplimiento de la norma ISO 19650 en una licitación no garantiza el correcto uso de BIM porque no incluye metodologías ni procedimientos concretos adaptados a las necesidades de la organización promotora y a las características  y requisitos de cada proyecto.

3. ¿Porqué BIM no gestiona íntegramente un proyecto o una obra?

Ya hemos visto que BIM precisa un desarrollo de metodologías para su aplicación, pero que no constituye en sí mismo una metodología de dirección de proyectos. Esto es porque no define cómo planificar, ejecutar o controlar un proyecto basado en objetivos, cronogramas o entregables referidos a múltiples disciplinas, si no que es un marco para la gestión colaborativa de la información técnica y documental del proyecto.

Por ejemplo, la documentación BIM de un proyecto no dice nada acerca de como se gestiona la línea base de un cronograma o como se debe desarrollar el cronograma de la obra a partir de la EDT. Se limita a decir cuándo se debe entregar esa información, con qué formato, con qué flujos de aprobación se cambian los estatus y cómo se codifican los entregables, entre otras cuestiones.

BIM se puede entender como un habilitador tecnológico y organizativo dentro del marco de gestión de proyectos. Su aplicación potencia la eficiencia y calidad en la gestión de la información, pero no abarca todos los procesos y disciplinas necesarias para la gestión del proyecto (coste, calidad, medio ambiente, seguridad y salud, etc).

4. Sugerencias para introducir BIM en la gestión de las infraestructuras

Puede parecer pretencioso dar consejos para mejorar el conocimiento de BIM. Cada empresa es diferente en sus objetivos y en su organización. También los conocimientos previos y las experiencias de sus técnicos son muy variables. Por lo tanto, no parece que sea generalizable un itinerario formativo muy concreto, no obstante pueden ofrecerse algunas pautas estratégicas.

El sector de la construcción opera en entornos muy complejos y variables en el que participan múltiples actores con intereses contrapuestos. Los problemas que se presentan son complicados porque tienen muchas facetas interrelacionadas. En estas circunstancias, se ha desarrollado una cultura de trabajo basada en la resolución de problemas según se van presentando, que afecta tanto a la dirección de obra como a la empresa contratista. Por ello, las actividades de planificación quedan relegadas frente la acción reactiva. Pero esta economía de esfuerzo tiene consecuencias no previsibles.

Otra característica del sector es que el peso de la acción recae claramente sobre el contratista. Las direcciones de obra puede limitarse a aprobar o no propuestas del contratista para solucionar problemas o indefiniciones del proyecto, por ejemplo. En general, el contratista debe ofrecer soluciones ya que en términos económicos es quien más se juega. Esto es aplicable totalmente a la gestión de la información.

BIM no se puede desarrollar en este contexto tradicional. BIM exige y se basa en que la parte contratante se gestione con un enfoque sistémico y estructurado: que la organización del promotor defina sus necesidades de información (los OIR y los PIR) y que determine  cómo, cuando, de qué manera y con que contenido se ha de obtener esa información (mediante los EIR). Además, ha de configurar un entorno común de datos que establezca las reglas de denominación y gestión de la información.

Por lo tanto, ya podemos un indicar un camino equivocado: limitarse a incluir un capítulo al pliego de cláusulas de la licitación para exigir el cumplimiento de BIM y, en su caso, incluir un anejo con un modelo de EIR adaptado. Aunque esa licitación figure en las estadísticas, está muy lejos de que pueda considerarse como una gestión que emplea BIM.

El enfoque al que nos referimos  es el expresado en la ISO 19650 y se representa en las dos figuras siguientes, que se incluyen en la Parte 1 de esa norma.

Figura 1. Anidamiento de los sistemas de gestión según la ISO 19650 Parte 1. Gestión Organización (ISO 9001) > Gestión de Proyectos (ISO 21500 o PMBOK) >; Gestión de la Información (BIM, ISO 19650)

 

Figura 2. Organización y jerarquía de los requisitos de información, según la ISO 19650-Parte 1

La organización contratante debe adoptar un planteamiento sistémico que afecta a la organización en su conjunto y a cada licitación en particular. Como se apuntó en el párrafo anterior, BIM traslada la iniciativa de gestión de un proyecto o una obra a la organización contratante y a la dirección del proyecto.

Los principales procesos BIM de la parte contratante tienen sus fuentes en el sistema de gestión de la organización (estandarizada por la ISO 9001, por ejemplo) y de las necesidades de información del sistema de dirección de proyectos (estandarizado con la ISO o con el PMBOK). Las necesidades de información así establecidas deben satisfacerse con los procesos y herramientas que configuran el Entorno Común de Datos (CDE). Esta configuración es previa al inicio del proyecto y es responsabilidad de quien contrata.

En cuanto a las competencias personales, podemos afirmar que resulta crítico que el personal de la parte contratante (de la administración, por ejemplo) tenga un determinado nivel de competencia, pero que no es el mismo en todos los casos. Unos deberán poder explicar lo que expresan y significan las dos figuras anteriores; otros, los más avanzados, deberán desarrollar o adaptar metodologías que den respuesta a ese enfoque, y los más, deberán tener la capacidad necesaria para aplicarlas.

Por si no quedó claro, es necesario insistir en que la tendencia a formarse en herramientas de modelación es equivocada. Las competencias relativas a las maquetas digitales de los técnicos de la parte contratante se pueden reducir al conocimiento básico para definir la configuración de los datos y para definir los usos del modelo con conocimiento de causa de coste beneficio que supone cada uno de los usos solicitados.

 

 

 

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