Introducción
Creo que el Plan BIM en la contratación pública ha tenido muy poco impacto en la implantación efectiva de BIM. Pese a llevar algo más de un año publicado, desde el sector de la construcción no se ha percibido el impulso esperado.
El escaso éxito de esta iniciativa, tan bien acogida por el sector, cabe achacarla a que el documento reitera los tópicos e imprecisiones que generalmente rodean al mundo BIM, y a que no profundiza en las pautas de la ISO 19650.
En esta entrada se revisan algunos de estos lugares comunes que son importantes obstáculos para entender lo que es BIM y para determinar lo que hay hacer para adoptar este sistema de gestión de la información.
Por último, se señalan los caminos seguidos por otras instituciones (PlanBIM de Chile y UK BIM Alliance) que sencillamente se basan en desplegar las pautas y procesos contenidos en las ISO 19650. Para el Plan BIM para las administraciones públicas, esta ISO no pasa de ser una mera referencia bibliográfica.
El desconcierto que rodea a BIM
Hace más de un lustro que se oye hablar de BIM en España. Las normas ISO 19650, que desarrollan BIM, han cumplido ya los cinco años y en todo este tiempo se han celebrado multitud de actos, cursos, conferencias y publicaciones. Sin embargo, es indudable que los resultados prácticos están siendo muy limitados, y que se mantiene la confusión en el sector.
En BIM se ponen en juego muchos conceptos que, a semejanza de las piezas de un gran puzle, encajan perfectamente, pero de entrada abruman por el desorden aparente. Las dos condiciones para acabar un puzle son conocer la imagen final completa y tener la suficiente paciencia para afrontar el reto. Algo parecido sucede también con BIM.
En BIM hay unas “piezas” de puzle que son especialmente brillantes: los modelos 3D. Por ello, nuestra atención se centra exclusivamente en ellas y perdemos de vista las restantes. Si las piezas más “vulgares” no las colocamos en el sitio preciso, las imágenes formadas por las más brillantes y rutilantes no cobran sentido.
En resumen, la espectacularidad de las herramientas de modelado digital está acaparando toda la atención de los agentes destinados a intervenir en BIM. Esto mismo ha sucedido con los promotores del Plan BIM: parece que para saber de BIM es obligatorio dominar los programas de modelado. Además, a ellos se les atribuyen poderes especiales que nos convertirán en ingenieros o arquitectos extraordinarios por el simple hecho de emplearlos.
Imprecisiones más comunes al hablar de BIM
Podemos señalar tres imprecisiones habituales en las publicaciones que hablan de BIM:
- Presentar BIM como una metodología de gestión de proyectos u obras.
- Reducir BIM a la obtención o uso de un modelo 3D.
- Suponer que la vía para emplear BIM es adquirir determinadas competencias digitales.
BIM no es una metodología de gestión de proyectos y obras
Se puede afirmar rotundamente que BIM no es un sistema de gestión ni una metodología para el desarrollo de proyectos y obras. Los sistemas de gestión tienen una alcance mucho más amplio que BIM. Incluyen la gestión de requisitos y la planificación y control de las diferentes disciplinas. Por ejemplo, BIM guarda poca o ninguna relación con los cálculos estructurales o con el dimensionamiento de procesos y no digamos con la prevención de riesgos laborales.
Los sistemas de gestión se basan en la aplicación de procesos en la planificación y control de cada una de las múltiples disciplinas que intervienen. Estos procesos se equilibran mediante los de integración, que son los que corresponden a la dirección de la obra o del proyecto.
Los procesos se nutren o generan información. BIM se encarga exclusivamente de gestionar esa información, pero sin entrar en su idoneidad ni en los aspectos técnicos de su creación. Si no sabemos controlar la calidad o calcular estructuras, no lo haremos mejor porque empleemos BIM. Del mismo modo que un procesador de textos no asegura una redacción adecuada.
Con BIM se gestiona todo tipo de información
En un proyecto, y no digamos en una obra, se gestionan más documentos que los planos. Por ejemplo, un cronograma, una solicitud de precios contradictorios, una autorización administrativa, el resultado de una prueba o ensayo, etc. Sabiendo esto, ¿Qué sentido tiene poner toda la atención e interés en el modelo 3D? Los modelos 3D y los planos que se derivan de ellos son solo una fracción de toda la información gestionada.
Si comprendemos que BIM gestiona todo tipo de información (no solo la gráfica) y que es necesario garantizar la accesibilidad, la unicidad de los documentos y el estatus para su uso, entenderemos también la relevancia de configurar un entorno común de datos (CDE), que es una de las piezas clave para la gestión BIM.
La capacitación digital de los técnicos no es limitante para emplear BIM
BIM cubre una parte de los procesos de la gestión de proyectos (la gestión de la información) y ésta es, a su vez, es una parte de la gestión de la organización. Por lo tanto, la base para aplicar BIM es que la organización contratante disponga de un sistema de gestión (según la ISO 9001, por ejemplo). Estos sistemas deben contar con procesos particularizados para cada proyecto y obra (según la ISO 21500 o el estándar del PMBOK).
Por otra parte, no es lo mismo el papel o las funciones de los técnicos de la dirección de un proyecto u obra que los del contratista. A la parte de dirección de obra le toca determinar la información que necesita (requisitos de información del proyecto, PIR) y como cuándo, cómo y quién debe generar esa información (requisitos de intercambio de información, EIR). Para ello se requiere, sobre todo, pensar y organizar.
Por el contrario, la parte contratada, que es la que debe producir la información, sí que necesita dominar herramientas de producción, como ha sido siempre. Un director de proyectos no precisa saber trabajar con AutoCAD, aunque si debe especificar los requisitos para la organización y generación de los planos.
En resumen, la administración pública, que ejerce de parte contratante de un proyecto BIM, debe dotarse de sistemas de gestión y con procesos a los que dé soporte BIM. Sus técnicos deben formarse en el empleo de estos procesos y, más concretamente, deben ser capaces de definir el entorno común de datos. Por ello, las funciones de la dirección de un proyecto BIM precisan poco más que manejar Excel y una solución técnica para el CDE.
Las ISO 19650: fuentes básicas para entender y aplicar BIM
No hay que darle muchas vueltas: la propuesta de las ISO 19650 es un desarrollo perfectamente estructurado sobre quién tiene que hacer qué en la gestión BIM. Para ello se basan en el marco conceptual de los sistemas de gestión al que hicimos referencia en el anterior apartado y define un total de cuarenta procesos de los cuales quince corresponden a la gestión de la parte contratante. La mayor parte son previos al inicio de la producción de la información.
La entrada #32 de Lidera tus obras está dedicada a definir la asignación de actividades que prevé la ISO para cada uno de los intervinientes en un proyecto BIM.
En consecuencia, parece razonable que las acciones encaminadas a la implantación de BIM en el sector de la construcción estén orientadas a explicar y dar pautas para que cada actor de BIM. La parte contratante, parte contratada principal y partes contratadas deben comprendan lo que tienen que hacer para llevar a cabo los procesos claramente asignados en esta norma.
Principales debilidades del Plan BIM para la contratación pública
Hace ya más de un año que se aprobó la Propuesta de la Comisión Interministerial para la incorporación de la metodología BIM en la contratación pública. Cuando la leí me sorprendió tanto la falta de claridad y rigor de sus propuestas, como la gran cantidad de comentarios jubilosos acerca de su publicación.
No me pareció oportuno empañar ese ambiente tan optimista con un análisis riguroso de su contenido. Ya se sabe: “si no tienes nada bueno que decir, cállate“. Sin embargo, transcurrido un año sin notar ningún efecto positivo en el sector público, en el que desempeño mi trabajo, creo que está justificado diagnosticar las causas y, sobre todo, realizar alguna propuesta constructiva.
En mi opinión, el Plan BIM para la contratación pública no es un documento útil para los no iniciados y es muy impreciso en su propuestas para los que ya disponen de algunas bases conceptuales sobre BIM. Esta conclusión no es fruto de una visión personal si no que se deriva de que las bases de BIM desarrolladas en las ISO 19650 son muy claras al determinar lo que hay que hacer y quien lo tiene que hacer.
En el texto del Plan BIM se pueden encontrar desde comentarios genéricos y lugares comunes poco clarificadores hasta afirmaciones tan espurias como asegurar que con BIM se reducirá el volumen de residuos en un 15% y de un 57 % en los costes de su gestión.
En el Plan BIM se reproducen las imprecisiones más comunes referenciadas en los primeros apartados. Pero si queremos resaltar las más relevantes, debemos fijarnos, por ejemplo, en la escasa importancia que se da a los sistemas de gestión y a la falta de referencia a los documentos de gestión BIM propios de la parte contratante, o sea, a la administración pública. Estos documentos son:
- OIR (Requisitos de información de la organización)
- PIR (Requisitos de información del proyecto)
- AIR (Requisitos de información del activo)
- EIR (Requisitos de intercambio de información)
Además, cuando el Plan BIM se refiere a los procedimientos de trabajo para el nivel medio de implantación BIM, se hace referencia a la ISO 9000 y a las ISO UNE-EN-ISO 19650, para el nivel avanzado.
La primera observación es que se debe hablar de procesos, no de procedimientos. Los sistemas de gestión se organizan siempre sobre la base de procesos, que pueden estar desarrollados con uno o varios procedimientos, o con ninguno. Para que funcione una organización no necesita estar totalmente “procedimentada”.
En segundo lugar, la serie ISO 9000 no es una base para generar procesos para proyectos y obras. Para ello se deben completar los requisitos de la ISO 9001 (no de la 9000, que trata sobre el vocabulario) con los procesos de la ISO 21500 o del PMBOK, referidas a la gestión de proyectos, tal y como indica con claridad la ISO 19650 en la figura adjunta.
Y en tercer lugar, no tiene sentido ninguno considerar que aplicar los procesos de las ISO 19650 da lugar a un nivel superior de BIM que el que se deriva de las ISO 9000. Siempre hay que aplicar ambas normas.
Para finalizar, creo que cualquier experto en BIM estará de acuerdo que sin OIR, PIR, AIR y, sobre todo, sin EIR (Requisitos de intercambio de información) no tiene sentido una contratación BIM. Pues bien, si se activa el buscador del pdf en el Plan BIM para la contratación pública se constata que no hay ni una mención de estos conceptos en todo el documento. No hay mucho más que decir.
En conclusión, la poca utilidad del Plan BIM para las administraciones públicas cabe achacarla a que sus redactores se han limitado a mencionar las normas ISO 19650, que marcan con claridad que tiene que hacer que en un proyecto BIM, pero no profundizan en sus contenidos. En ese sentido, han obviado considerar los procesos y los documentos BIM propios de la parte contratante, en especial del EIR.
Y tengo una última pregunta: ¿por qué no se han apoyado en publicaciones tan bien estructuradas con el PlanBIM de Chile o la UK BIM Alliance? A los que estéis interesados en esta materia, os los aconsejo vivamente.